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"Si le hubiera preguntado a la gente qué querían, me hubieran dicho que un caballo más rápido". Henry Ford, Fundador de Ford Motor Company

jueves, 3 de febrero de 2011

Cuando Los Músicos Eran Trovadores

¿Qué suele hacer un mediocre con posición dominante, véase monopolio, cuando ve dicha posición amenazada por la entrada en el mercado de nuevos competidores? Sencillo, tratar de impedir dicha entrada.

Enfocando la llamada "Ley Sinde" al mundo de la música, es importante tener en cuenta que de la venta de un disco, el grupo en si, autor de las canciones y por tanto de la esencia del producto que se vende, se lleva menos de un 10% del pvp, repartiéndose el resto entre la discográfica, distribuidor, etc. Siendo por ello lógico pensar, que los músicos deben hacer la mayor parte del dinero en las giras, viajando.

La discográfica decide en que ciudades y países se venderá el disco, estando en su mano por tanto, donde se podrá comprar y en que ciudades podrán las bandas tocar. Razonamiento lógico, si mi disco no se vende en ninguna tienda de Inglaterra, no habrá muchas posibilidades de dar conciertos allí, a no ser que las emisoras de radio decidan pinchar las canciones en los mínimos huecos que deje las música basura, música para orejas y no para oídos, como decía Josu, dueño de una tienda en Bilbao de música jazz, blues y rock clásico, ya cerrada....por jubilación, en este caso.

Con la revolución del mp3, yo no veo una amenaza, veo una gran oportunidad para las bandas que hacen música de calidad y no de usar y tirar, música que tiene una distribución limitada, ya que la decisión la toma gente encorbatada basada únicamente en criterios económicos y de recuperación de la inversión. Veo una gran oportunidad, ya que la música deja de estar en manos de éstos, para pasar a estar en manos de los músicos.

Con la transmisión de archivos en internet, la música pasa a tener una distribución universal, pudiéndose escuchar un grupo de Villarcayo, en Idaho y Adelaida por ejemplo, aumentado por ello la posibilidad de dar conciertos, de ganar dinero y de poder vivir de su talento. Los grupos y viejas canciones que he descubierto en la red son innumerables, a los primeros les he ido a ver en directo, las segundas han hecho mi vida mucho más agradable.

¿Quién se queja? Los que ostentaban el monopolio en el mercado: discográficas y distribuidoras, que venden discos por 20 € limitando mucho el acceso a los discos, ya que si me quiero comprar 5 discos, me dejo por lo menos 75 € y el horno no está para bollos. Lo que han conseguido es forzar a los consumidores a buscar otros medios para poder escuchar música. ¿Por qué voy a pagar 20 € por algo que vale 5 €? El sector se lo han cargado ellos y no los llamados internautas.

¿Quién se queja? Los músicos acomodados que prefieren vivir sentados en su sofá y recibir royalties mientras ven su tripa crecer.

Ganándote el pan con los directos ¿qué pueden temer los que de verdad sienten pasión por lo que hacen y disfrutan compartiendo sus canciones con su público en un concierto? Gente como Elliott Murphy y Olivier Durand, que dieron hace un par de semanas un concierto inolvidable, y ya van unos cuantos, en la sala Clamores de Madrid, son los que no deben temer el cambio que estamos viviendo, sino aprovecharlo. Músicos que se ve que disfrutan con la gente y no con el sofá. Músicos que no viven en mansiones, pero que viven de lo que les gusta. Como dice un amigo, los músicos originariamente eran trovadores callejeros, no multimillonarios, quizás deba volver a ser así.

Hay que cambiar el modelo de negocio, ejemplo de esto son empresas como Spotify, donde pagas una mensualidad para poder acceder a canciones. Lo que no hay que hacer es cerrar webs poniendo barreras sin sentido al progreso de la humanidad. Esto es censura, digan lo que digan los políticos que parecen no entender que toda revolución conlleva cambios.

¿Es verdad que cierran tiendas pequeñas? Sí. ¿Es una pena? También. Pero estamos siendo testigos del desarrollo de algo nuevo e imparable. Cuando los coches sustituyeron al caballo como medio de transporte, los dueños de estos últimos no pudieron vivir más de este negocio, es duro pero es así, o ¿hubiese sido preferible seguir moviéndonos en caballo? No nos podemos oponer al desarrollo de la humanidad.

Hay que amoldarse a los nuevos tiempos, el que lo haga sobrevivirá, el que no, caerá. No puede ni debe ser impedido por políticos de medio pelo. Sólo con mirar como está España, se ve la clase de gestores que son, pero no podrán parar internet, revolución a la altura de la rueda y de la imprenta, ni ellos ni nadie.