Outlaws

“Déjalo, ya no encajas, ahora hay que medir al menos 1,80 y estar como un armario ropero para jugar a esto. Ya no hay sitio para alguien como tú aquí”.
Recuerda mucho a uno de los diálogos más breves, pero más grandes que ha dado la historia del cine, y que mantienen Pat Garrett y Billy “The Kid” justo antes de que Pat se convierta en el nuevo sheriff, con la principal misión de encerrar a su viejo amigo.
Pat explica su cambio de bando apoyándose en que las cosas cambian y que hay que labrarse el futuro de alguna manera, algo que Billy no comparte y responde diciendo que los tiempos tal vez hayan cambiado, pero él no, y seguirá haciendo las cosas a su manera.
El fondo de esta frase, es la que yo de algún modo intentaba que el entrenador de mi equipo entendiera. Obsesionado con encontrar gente grande, apta para el choque y para el nuevo fútbol del siglo XXI. Relegado al banquillo sin remisión, sin perdón. Miraba a mi alrededor y veía que los allí sentados teníamos algo en común, no eramos altos y eso ahora estaba fuera de la ley, exactamente igual que Billy. La diferencia es que nosotros no es que nos negásemos a cambiar, simplemente no podíamos.
En los campos se dejó de escuchar: “¡Junior!, cubre al chiquitín”.
Diez años después, los “outlaws”: Xavi, Messi e Iniesta son los que llenan las portadas en las revistas y se llevan los besos de las más guapas ¿qué tienen en común a parte del talento? Son bajitos, y dejan en evidencia el discurso de todos los gurús obsesionados con el músculo y los centímetros. Defienden en primer lugar a su club y en 2º, a todos los que alguna vez nos sentimos apartados de la cancha porque no teníamos la altura, aunque si teníamos la ilusión.
Me alegra saber que lo que sigue premiando es el talento por encima de la fuerza, algunos siempre lo tuvimos claro, otros lo empiezan a tener ahora.