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"Si le hubiera preguntado a la gente qué querían, me hubieran dicho que un caballo más rápido". Henry Ford, Fundador de Ford Motor Company

martes, 10 de noviembre de 2009

Arena Roja

Me la como, tantas risitas presumiendo de pasar el día viéndolas venir y de tener como única duda en mi mente por las mañanas: ¿cereales o tostadas? Que me recordaba tanto a mis mejores veranos cuando la duda era ¿kali o ron? "¡Qué coño, me lo merezco!" me repetía cada día mientras me señalaba con el dedo índice y me asomaba al balcón, a ver si había algún bote nuevo en la bahía.

Está claro que a alguien no le debía hacer mucha gracia mi "tocatta", decidió chivarse y poner a todos mis profesores de acuerdo para apretar mi agenda y colocar exámenes, presentaciones y entregas de informes en dos días y de paso mandarme un sobrecito que lee: "te jodes Mike".

Así que estoy en la biblioteca, comiendo lava, pero no me estreso ya que sé muy bien que QK está comiendo lava peruana, que debe saber mucho peor que la californiana.

Todo esto ha impedido que pueda narrar el viaje en convertible por las carreteras sin fin que cruzan Arizona, y que hacen que cualquier imprevisto en tu coche puedas pagarlo caro, muy caro y no te quede más remedio que hacerte la misma pregunta que Parka nos hizo a Chemo y a mi en la T-4 al ver tantas puertas de embarque juntas: "y ahora ¿qué coño hacemos?"

Arena roja y enormes rocas en lugar de los negocios de alquiler de caravanas y puestos de venta de melones de la A-1. Sombreros de vaquero en lugar de chapelas, botas de piel de serpiente en lugar de botas de montañero, chaquetas vaqueras en lugar de chupas Astore, "hi there" en lugar del "apa ahí eh" e indios navajos en lugar de boronos, aunque el idioma sea igual de ininteligible para los oídos de cualquier despistado que acabe allí.

Cuatro paradas en nuestra ruta: Phoenix (AZ), Monument Valley (UT), El Gran Cañón del Colorado (AZ) y finalmente el Parque Nacional The Joshua Tree (CA), hecho mundialmente famoso por Bono y The Edge y bien conocido por los seguidores de Gram Parsons y Mark Olson.

"Vino tinto por favor". Me dispongo a entregarle la carta a la camarera navaja y me responde: "El vino es sin alcohol".
"¿Perdón?" Mi cara de incomprensión debía ser parecida a la de Sonny Corleone cuando recibió un sobre con dos peces muertos dentro:
"¿Qué diablos es esto?" pregunta Santino.
"Es un mensaje siciliano y significa que Luca Brasi está durmiendo con los peces", responde Clemenza.
Pues eso, en las reservas indias el alcohol está prohibido así que agua de la fuente.

Pero la verdadera historia es la que viene a continuación. Llegamos a un bar de carretera en la mitad de la nada y aviso a mis compañeros de viaje (Pía y Sebas) que en esta zona hay que pisar fuerte, no valen las contemplaciones, "si tú lo dices" parecen decir sus caras. Hay que ganarse el respeto desde el minuto uno, bla bla bla y demás machaditas que se me van ocurriendo. En esta parte del país los "por favores" y los "gracias" no valen para nada.
Es una prueba de fuego para mi, ya que me dispongo a comprobar si todos los westerns que me he enchufado, han servido para algo.

"Esperarme en el coche", les digo mientras me coloco el sombrero. Me acercó a la puerta del bar y ¡¡¡paammm!!! La abro de un puntapié, pega un portazo de pelotas y pregunto:
"¿quien es el dueño de esta pocilga?" para inmediatamente después soltar un lapo de esos silenciosos que hacen charco al tocar el suelo.
"Soy yo, se lo compré a..." , "¡¡calla bola de grasa!!" interrumpo.
Me acerco a la barra, señalo a un tio con el dedo índice de la mano izquierda, "este es mi sitio", ahora señalo su plato con el dedo índice de la mano derecha, "y este es mi bistec".
Giro la cabeza y me dirijo al bar man, "ponme un trago, tengo que enjuagarme el gaznate".
En estas el típico héroe se me acerca y dice: "sé quien eres, eres Jimi "Gatillo Suelto" Duncan, de Arkansas", me levanto y le suelto un punchante que le tira al suelo y digo a viva voz:
"¡¡No tienes ni puta idea!! Decir a vuestras mujeres e hijas que Mike Peligro está aquí y como me enteré que se os a vuelto a acabar el Cacique, volveré, quemaré vuestras casas y os mataré a todos, ¡hijos de perra!"
Doy media vuelta, salgo tranquilamente del garito, abro la puerta del coche y susurro "vamonos".

El coche arranca y deja tras de sí una estela de humo rojo, el color de Arizona, el color de los viejos westerns.

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