MP

"Si le hubiera preguntado a la gente qué querían, me hubieran dicho que un caballo más rápido". Henry Ford, Fundador de Ford Motor Company

viernes, 22 de enero de 2010

La Casa en el Parque

Me llamo Luís Martín, cuando era niño mi familia nunca tuvo mucho dinero.
En el pueblo en el que crecí todo el mundo hacía exactamente lo mismo que su padre y su abuelo habían hecho antes. “Trabajarás en la fábrica de acero, eso está claro”, me repetían una y otra vez.
Yo nunca me rendí, conseguí un trabajo honesto y juré que nunca volvería a vivir en aquel agujero. Mis hijos no caminarían por las mismas sucias calles que caminé yo.

Me moví a un pequeño pueblo cerca del mar. Siempre lo he visto como el mayor símbolo de libertad que existe, la puerta a lo desconocido, el lugar en el que nadie te molesta. Aquí me haré viejo.

Abrí mi negocio y durante un tiempo las cosas fueron muy bien, conseguí ahorrar dinero y me casé. Dicen que llevar tu propio negocio no merece la pena, que las preocupaciones toman el desayuno contigo, comen en la misma mesa que tú y se meten contigo en la cama, cada día. El mundo es de los valientes y eso es razón suficiente.

Construimos una casa, la diseñamos palmo a palmo. Aquí estará la cocina y aquí el salón; dos plantas, una para nosotros y otra para los niños. Después de dos años teníamos las manos manchadas pero teníamos nuestro hogar, el futuro estaba aquí. Aquellos ladrillos y aquellas vigas simbolizaban todo por lo que había luchado en la vida, mostraban que cada gota de sangre, cada herida y cada paso que había dado en la vida, habían valido la pena. Si naces perdedor no tienes porque morir perdedor.

Los años pasaron y esta ciudad no supo amoldarse a los nuevos tiempos. Tiendas, fabricas y empresas cerraron; mucha gente tuvo que buscar un futuro lejos de aquí, en la carretera que conduce al corazón de este país, a través de las secas tierras que señalan que el océano, que el sentimiento de libertad, está en el retrovisor.
Mis hijos se marcharon y la casa se hizo demasiado grande para dos, la vendimos junto a nuestros recuerdos y nuestros sueños. Los planes a largo plazo no suelen salir como uno espera.

Aquí ya sólo quedan viejos, adolescentes y niños que corren por el parque, el mismo en el que construimos nuestra casa, el mismo en el que está el banco marrón en el que mi mujer y yo nos sentamos cada semana acompañados por el silencio de la noche, mirando lo que un día era nuestro futuro y hoy es nuestro pasado.

*Inspirado en una idea de Edu.

No hay comentarios:

Publicar un comentario