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"Si le hubiera preguntado a la gente qué querían, me hubieran dicho que un caballo más rápido". Henry Ford, Fundador de Ford Motor Company

domingo, 7 de marzo de 2010

Robert, ¿eres tú?

Llevo tiempo queriendo escribir sobre Bob Dylan, pero por un lado no sé que puedo decir que no se haya dicho ya, y por otro ¿quién soy yo para hablar sobre el mayor y más influyente talento musical del siglo XX?

Escritor y músico en uno. Lees su letras y da la sensación que es un escritor que en lugar de encuadernarlas en libros, decidió ponerles melodías. Nadie se expresa como él lo hace, pero ¿por qué ha sido tan egoísta? ¿Por qué no ha dejado un ápice de esperanza a otros músicos de poder igualarle? Otros grandes en sus disciplinas lo han hecho, han dado opciones a los que vienen detrás de poder empatar o superar sus logros. En cambio Dylan ha cerrado la puerta con llave para tirarla con desprecio y sonrisa burlona a los perros.

Fue un tío que supo reinventarse casi anualmente, al menos durante los primeros 20 años de su carrera (1961-1981), aunque he de reconocer que nunca me ha interesado lo que ha hecho más allá de 1976 y esto no lo digo con orgullo. Pasó de ser el buque insignia de la canción protesta (The Freewheelin'), al creador de himnos generacionales (Highway 61 Revisited), a vaquero imberbe (Pat Garrett and Billy the Kid), a poeta de la tristeza (Blood on the Tracks), a predicador del cristianismo (Slow Train Coming).

Fue un tío valiente y se atrevió en la cima del éxito, a no dar a la gente lo que le pedían. Soportó abucheos e insultos continuos, tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido, pero a él no le importaba. Los artistas, los creadores, los genios están un paso por delante. Él mismo cantaba en una de sus canciones "he's an artist he don´t look back". Mirar atrás es perder el tiempo, es quedarse atascado, es hacer que la gente pierda interés en ti. La esperanza, la ilusión es algo que está en el camino que falta por recorrer.

Si la música fuera como el deporte, donde hay una clasificación según méritos cosechados, sacaría tanta ventaja al segundo que habría que crear un premio para el mejor después de él.

¿Entonces a qué viene hablar de Dylan ahora? Simplemente voy a recomendar la película estrenada en EE.UU. en 2007 y que extrañamente ha llegado a los cines españoles hace muy poco, "I´m Not There". En ella, el director Todd Haynes ha rodado de una manera muy original el espíritu cambiante y transformador continuo de Dylan, utilizando seis actores distintos para interpretarle, desde un niño negro, pasando por una tía y acabando nada más y nada menos que en Richard Gere, en uno de sus pocos papeles o quizás el único, que me ha gustado. El momento en que se ve Gere en la plaza del pueblo, escuchando a la banda tocar "Going to Acapulco" es de esos que se quedan contigo mucho tiempo.

Quizás sea una película para fans, pero creo que conocer a este personaje y su obra, es algo que todo el mundo debe disfrutar. Así como en literatura siempre se hablará de Cervantes y Shakespeare, en libertades civiles de Martin Luther King Jr, en deporte de Muhammad Ali, en historia de Cristóbal Colón y en la incultura del Ché Guevara, de la música popular del siglo XX siempre se hablará de Bob Dylan.

Será un digno representante de nuestra época en los siglos que están por llegar.

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